La Pantera Blanca era la superiora de las religiosas Las Mercedarias, encargadas de redimir a las presas. Su nombre verdadero: Arantxa Vélez. Tenía el hábito blanco pero el alma negra; su crueldad fue la pesadilla de las reclusas durante el cautiverio y para el resto de su existencia, si sobrevivieron. La Falange consideraba a las mujeres de los rojos como enfermas contagiosas, debiles mentales, indignas de cuidar de sus hijos. El Régimen delegó en ella su custodia que ejerció con innecesaria saña.
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Las religiosas Mercedarias con algunos hijos de reclusas en Saturrarán, posando para la revista franquista “Redención”.